Sueños

Es la primera vez en mi vida que no tengo un plan. O sea, tengo un plan, pero solo uno de corto plazo, uno que me obligan a cumplir. Y después?Después puedes hacer lo que te da la gana. Eso pensé. Pero no. No puedo hacerlo. He dejado de soñar. 
Siempre tenía una idea muy clara de lo que quiero conseguir en mi vida. Tenía mis sueños. Algunos se cumplieron. Otros no. Por supuesto. Pero los tenía. Perseguía mis sueños, aunque era difícil, aunque parecía imposible, aunque cada vez me encontraba con otro obstáculo. 

Lo tenía todo muy claro. 
Y sí que lloraba. Varias veces. Pensaba que fuera imposible conseguir esa cosa o la otra. Y a veces lo era. Pero seguí. 

Hasta ahora. 
De repente me he dado cuenta de que me metí en una situación sin salida. No es exactamente bien dicho. Siempre hay una salida. Pero a veces no hay solución. O la solución no te dará lo que buscas. Esa salida va exactamente a la nada. 

A un mundo sin sueños. Y eso es exactamente qué nunca podía entender en otra gente. Cuando se conformaron con una vida que no amaban, solo porque era lo más práctico, lo más fácil. 
Luchar. Tienes que luchar por tus sueños. Siempre lo dije. Pero si la lucha es imposible?

Nada es imposible. Es lo que dije. 

Pero ahora, siento que eso tampoco era verdad. 

Aquí estoy. Mis sueños se reemplazaron por un “voy a sobrevivir”, pero no por un “voy a sobrevivir para que pueda llegar algo mejor un día” solo por seguir con la vida, que ya es una vida sin nada. Porque sin sueños y planes, aunque sean imposibles la vida me parece como en gris. 
Y sigo allí esperando que el viejo sueño me llama y me dice que aún hay esperanza, que aún vale la pena luchar. 

Que me llene otra vez y me da energía por seguir. Lo que sea. Algo, con transcendencia. Y si solo sea una transcendencia de mi punto de vista.